domingo, 26 de agosto de 2012

Peor imposible...



Qué cosa tan difícil ponerse a sacar conclusiones sobre un partido como el de esta tarde. Qué
raro, que triste es tratar de decir algo del partido y no pensar en el Tony Pacheco. No tiene
sentido, parece imposible pasar del paraíso al infierno en algunos minutos.
Era el fin de la espera, era poder volver a ver a Peñarol después de varios meses,
reencontrarse con tantos amigos en la tribuna, en un bar, frente al televisor; descubrir qué tal
empezaban a moverse las diez nuevas incorporaciones que prometen; ver si la serie de
amistosos locales había cimentado un grupo y un esquema de juego como parecía durante y
después de cada práctica. Pero no era solamente eso, era el retorno “a casa” del Tony.
El partido arrancó muy trancado, demasiado; festival de faltas en todo el campo, parecía
imposible soñar con tres pases seguidos. Con esa tónica los minutos se fueron sucediendo sin
un claro dominador, hasta que en una contra sin mayores características a los nueve minutos,
Hernán Novick, el hermano de Marcel saca un derechazo que pica en el área frente a un
Bologna de inerte reacción, era el 1 a 0 que descolocaba a todos y por un minuto nos hizo
recordar el 2 a 2 del torneo pasado con aquel mal partido de Carini. Por un minuto digo bien,
porque tras la reposición se duerme Fénix y Zambrana conecta un tiro al arco/buscapié de
Torres, poniendo el empate estabilizador.
Peñarol sin descollar, empezó a ser más y consiguió el 2 a 1 nuevamente con Zambrana en otro
error de Fénix. De ahí en más, Peñarol empezó a inclinar la balanza y se esperaba el tercer gol
en cualquier momento. Bien, tan esperado botín llegó del pie más esperado, del pie de
Antonio Pacheco, que festejó casi como un juvenil que debuta con la casaca de sus amores, El
Tony desató la algarabía en su hinchada y parecía confirmar que el Carbonero aumentaría la
goleada.
Pero la cosa se empezó a ensuciar un poco cuando el exPeñarol Guevgeozián aprovechó un
rebote tras una mala salida de Bologna para poner el 2 a 3 transitorio.
Luego llegaría el peor momento de todos, el momento que sacó a Peñarol del partido, la
fractura de Antonio Pacheco, el hombre que volvía, el del gol, aquel del nombre que el Estadio
había gritado a rabiar. [Sobre estas horas se confirma que fue fractura de tibia y peroné
derechos con desplazamiento, sin fecha prevista de recuperación].
Tras algunos momentos de incertidumbre, nervios y ansiedad se reanuda el juego y sufrimos el
empate del exnacional Pallas, en un córner, en el peor momento posible.
El segundo tiempo comenzó aún más raro, con todo el mundo preguntándose por el estado de
Pacheco, con un Peñarol que jamás volvió a fijar su mente en el partido al punto de que es
muy difícil recordar un ataque con peligro de Peñarol. Fénix empezó a crecer y acercarse al
arco aurinegro, hasta que tras un mal despeje de Cristóforo, otra vez Guevgeozián, la clava en
el ángulo derecho del arco de un flojísimo Bologna. 4 a 3 lapidario, sin chances de remontarlo,
con un Peñarol que no podía entrarle a un bien cerrado Fénix.
En el final, en la última pelota del partido, con nueve jugadores en el área albivioleta un
zaguero de Fénix claramente para la pelota con la mano, pero “nadie” la vio. Era claro penal.
Es el primer partido y lo que pasó con Pacheco hizo que se terminara ahí mismo. Peñarol jamás
se recuperó y no pudo volver a generar fútbol. El Tony será operado y saldrá adelante,
mientras se deben trabajar en varios aspectos al mismo tiempo, su sustituto, la seguridad de
Bologna, que en un partido parece haber quemado todas sus vidas extras, que debe y puede
rendir mucho más, la vuelta de González y Estoyanoff y el buen juego entre los hombres de
ataque.
Es el primer partido y se puede decir poco y nada. A recuperarse, pues. ¡Fuerza Tony! ¡Arriba
Peñarol!

1 comentario: